lunes, 1 de octubre de 2007

Postal de mi suicidio

Vi mi sangre esparciéndose como un rió/ tibio como una tasa de té servida hace treinta minutos.
Me senté, encima de mi sangre y decidí agarrar un papel pintado con mis propias manos y jugar con mi propia hemorragia...

Canté una canción estúpida
acerca de mi cuerpo
que se une al viento representado por una hada con alas negras.

Durante treinta
minutos
puse mis pies en la jarra favorita de mi madre
y vi como el diminuto vidrio entraba
era mi jodida planta/
no sabes lo maravilloso que es mostrar tu cuerpo al sol teñido de rojo.

Cuando
no dije
ni una palabra yo pensaba
que había alcanzado
el sueño eterno y
en cambio
me pusieron sabanas
blancas y
con ellas/
limpiaban todo el rió de sangre
en que flotaba yo,
como una góndola
en Venecia.

A los pocos minutos
apareció en mi sueño
de muerte Amy Lee
y se arre costó conmigo
llorando lágrimas
oscuras/ luego me dijo
comparte mis lágrimas
para tomarlas a las cinco de la tarde/
disculpa pero
en mi país no hay
la hora del té, pero
agradecería que
te quedaras conmigo hasta que
ya no tenga
un maldito reflejo y sea
lo que soy un
cuerpo sin vida... Pasaron las horas
no se cuantas horas
pasaron quizás nueve, diez. O
repente un día si estoy muerto,
no me entierren,
no me lleven flores,
no me hagan
misas, sólo quemen me en una caja de cartón y una lampara de luz suave como mi voz...

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